<< Los años que van desde los 40 a los 60, reconocidos como los más prósperos de la Vega Central, se caracterizaron por el ambiente festivo y generoso que creaban los y las veguinas, y que quedó plasmado en las cuecas de Mario Catalán, famoso comerciante y músico de la Vega Central, quien retrató en sus creaciones a los personajes, gremios y la vida popular de la Vega:
“En la Vega Central, hay un hombre muy mentao
que sigue a sus amigos, es gallo muy encachao
anda por todas partes, en busca de los remates
porque no hay quien lo gane, para comprar los tomates.
La chicha con naranja
es un trago muy ladino
el Mario Catalán
les dice prefiero el vino...”[1]
“Quisiera ser martillero, si, ay, ay, ay
de feria municipal, veguino soy
para entrar en los remates, si, ay, ay, ay
esperar jubilación, veguino soy
El remate´e hortalizas
me saca pica, si, ay, ay, ay
cuando estoy con la caña
llena de chicha, veguino soy...”[2]
En ese entonces, un grupo de mujeres organizaba y participaba en los grandes actos sociales del Parque Rosedal o en la propia Vega Central, celebrando el “Día del comerciante de vegas y mercados”, instaurado en 1948: “Fueron horas y fiestas inolvidables realizadas en la época de oro de la Vega Central, cuando todo era más fácil, corría el dinero a manos llenas y se diluía en la misma forma. Los manirrotos surgían por todas partes y el veguino creó fama de generoso y buen amigo”.[3] En las afueras de la Vega, la calle bullía de actividad, entre el comercio ambulante, las cocinerías, y la enorme afluencia de público:
“En Andrés Bello no pasa’an auto, no pasa’an na’ y ahí ha’ían mesitas de pescao, la gente que vendía ajo, que vendía de todo ahí po. Así era. Sí había [una estructura grande], es que al lao habían puro’ almacenes con cocinería, to’as esas cosas, ahora no hay ya. Hay, pero dentro ‘e la vega chica sí que hay, pero en la calle como había antes hacia fuera, no. No ‘siste ya eso. La cocinería era un local y ahí tenían mesas, garzonas, de to’o po. Ta’an las ‘cachá grande’ que les llamaban. Eran unos tazones que vendían de té con leche, café, milo, lo que usté’ quería. Eso estaba por aquí por Salas. Habían depósitos de vino sí, pero no pa’ bailar ni na’, no. Acá en Recoleta sí que habían, allá en Recoleta con Douglas” (testimonio de Lucy). >>
Carolina Bastías, Consuelo Hayden y Daniela Ibáñez (editoras): Mujeres de la Vega: género, memoria y trabajo en la Vega Central de Santiago. Santiago de Chile, 2011, pp. 49-50."La Cueca Brava". Portada de disco en la Vega Central. www.cancionerodecuecas.cl |
[1] “El huaso de la brisca”, Dúo Rey Silva - Mario Catalán, Puras cuecas, RCA Victor, 1968. En: Cancionero Discográfico de Cuecas Chilenas, www.cancionerodecuecas.cl.
[2] “Martilleros de la Vega”, Ibíd.
[3] “Celebrarán dignamente ‘Bodas de Oro’ del sindicato de subsistencias”. Fortín Mapocho, Santiago de Chile, febrero de 1980 (71).
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